Rajoy se mesaba su florida barba pensando como podría ganar los votos que le llevasen a la épica victoria que le daría el poder, a él y a los suyos, que hace años que anhelan tomar las riendas del estado español para profundizar, hasta tocar fondo, en el recorte de derechos y libertades. Falto de ideas sociales o políticas siguió la pendiente de agarrarse a las sotanas de la Conferencia Episcopal para asegurarse el apoyo que nunca le ha fallado de la derecha más fanática.
Por fin encontró una ideita, la homofobia, rechazo por parte de los feligreses extremistas de la Iglesia al colectivo que decide no formar parte de la idea de pareja tradicional cristiana. Iglesia que promete condenación a gays, lesbianas y transexuales y a los que les apoyen en su conquista de derechos. Por eso denunció ante el Tribunal Constitucional el matrimonio entre personas del mismo sexo, práctica corriente en el Estado Español desde hace algunos años, y que forma parte de la cacareada normalidad democrática, aunque no para los fanáticos de una Iglesia castrante. Es más, al ser Rajoy preguntado sobre que haría si su denuncia no prosperaba, contestó que una vez elegido lo prohibiría, bonito ejemplo de tolerancia.
La inquina de la Iglesia contra los homosexuales es grande y viene de muy lejos. En cuanto tuvo el poder en el año 313 empezaron las persecuciones, torturas, hogueras, condenas, los señalados tuvieron derecho a todo el reperterio represivo por parte de los servidores de dios. Curiosamente las persecuciones amainaron durante 800 años en los que se hizo la vista gorda sobre estas prácticas antes consideradas nefandas. Llegó el siglo XIII y la Santa Inquisición, ávida de infundir terror, encontró en esta categoría de ciudadanos, las víctimas propiciatorias para ejercer su apostolado. Así hasta 1778 se torturó, se quemó y se condenó tanto a hombres como a mujeres, haciendo pasar a veces a las víctimas como herejes, lo que dificultaba saber el motivo real que les llevó a la muerte. La persecución de esta categoría de la población pasó también a América, en las colonizadoras carabelas también navegaba la Inquisición. Está escrito que los conquistadores cuando encontraban a homosexuales entre los propietarios legítimos de ese continente mártir, les arrojaban a los perros, y si alguno se salvaba se le quemaba, para no perder la tradición.
En nuestra sociedad, más allá de los prejuicios de ciertas personas o grupos, cada ciudadano tiene derecho a elegir pareja de su mismo sexo, ya que la ley les ampara. Hace no muchos años, bajo la dictadura fascista de Franco y más allá de los albores de la Transición, gays, lesbianas y transexuales fueron represaliados y vejados, conocieron las cárceles y los psiquiatricos franquistas donde eran torturados, incluso había una Ley de Vagos y Maleantes prácticamente hecha a medida para encerrarlos. Todavía hay camino por recorrer como es el tema de las adopciones que tanto horripila a la Iglesia católica y a la que se opone con violencia. Los logros de estos colectivos han crecido al ritmo que decrecía la influencia de los hombres de negro, aunque con la radicalización global en las conductas más reaccionarias y la ascensión de la extrema derecha por doquier, esta tendencia puede cambiar en cualquier momento. El cardenal Bergoglio atribuye la homosexualidad a la envidia del demonio que pretende destruir la imagen de dios. Dicen que el dios de la Biblia ordenó que los hombres que crecieran y se multiplicaran y que los homosexuales, al no hacerlo siguiendo el modelo de sus preceptos, siguen las órdenes del maligno. Olvidan sin duda que ellos tienen prohibida esta alta función, son célibes, tanto curas como monjas recomiendan este estado como el más agradable a Jesucristo, que según dicen ellos, nunca conoció mujer, entrando en conflicto con los mandatos bíblicos.
Grupos de presos homosexuales en Nanclares de Oca y Langraiz
El Vaticano sigue oponiéndose en todos los estamentos internacionales y nacionales, a través de sus sucursales, a que se reconozcan los derechos de gays y lesbianas. Algunos ejemplos significativos: en el año 2009 el presidente de la Conferencia episcopal de la India se opone a que se despenalice la homosexualidad, que hasta entonces estaba prohibida. La congregación para la doctrina de la Fe, antigua inquisición, dijo el 23 de julio de 1992 que esta categoría de ciudadanos no puede ocupar ciertos cargos, como ser docentes o trabajar en gimnasios. El Vaticano se ha opuesto en la ONU a que se despenalice la homosexualidad a nivel mundial sabiendo que en este momento se matan aún a ciudadanos por sus inclinaciones sexuales. En México en 2007, uno de los países en los que más delitos se cometen contra la comunidad LGBT y donde la Iglesia se opone con dureza a este colectivo, era asesinada una persona cada dos días por su homosexualidad.
En nuestro país tan cercano de Rouco y tan lejos de la democracia, existe desde hace años una asignatura, la Educación para la Ciudadanía que ha sido rechazada con una violencia inicua por la Conferencia Episcopal. El gran reproche que se le hace es el de intentar que los niños sean buenos ciudadanos alejados de fanatismos y acepten la convivencia y la igualdad de todos los colectivos de la sociedad, a algunos de estos la Iglesia ni tan siquiera los acepta por muy devotos que puedan ser algunos de sus miembros.
El papa, que ya viene, es uno de los culpables de la muerte causada por el sida al prohibir terminantemente el uso del preservativo. No hay que olvidar que la Iglesia consideró esta enfermedad como un castigo de dios para los gays, por ser sus conductas depravadas y contrarias a las leyes del altísimo, contribuyendo así a demonizarlos aún más. Deberemos pedir cuentas también al representante de dios en la tierra por el apoyo que otro de los suyos, Pío XII, dio a Hitler cuando siendo nuncio en Alemania firmo el Concordato que contribuyó a allanar el camino del ascenso del fascismo al poder en ese país, una de sus consecuencias más amargas y más olvidadas, fue la exterminación de gays y lesbianas, señalados con un triangulo rosa fueron internados en los campos de la muerte, de los que pocos volvieron.
Mauthausen, placa en homenaje al colectivo de homosexuales
Tenemos muchas cuentas que pedir, muchos derechos que reivindicar, mostremos a Ratzinguer que estamos en la calle, ante él, también con todo nuestro orgullo gay y que su fanatismo no podrá nunca acallar la lucha por el derecho de toda persona a decidir a quien amar y con quien ser feliz, a ser lo que es.
Tenemos muchas cuentas que pedir, muchos derechos que reivindicar, mostremos a Ratzinguer que estamos en la calle, ante él, también con todo nuestro orgullo gay y que su fanatismo no podrá nunca acallar la lucha por el derecho de toda persona a decidir a quien amar y con quien ser feliz, a ser lo que es.