jueves, 7 de octubre de 2010

LOS DELITOS DE LA IGLESIA CONTRA LA MUJER, CRÍMENES RELIGIOSOS



Los mandamientos dicen: ”Honrarás a tu padre y a tu madre”. Al padre se le honra pero a la madre, a la mujer, se la trata como una esclava, debe estar tanto al servicio de dios y de sus curas como al servicio del hombre, su amo.

Desde su inicio, la Iglesia católica presentó a la mujer como un ser inferior al hombre, poco dotado intelectualmente y poseedor de una exuberante y temible sexualidad. Las causas de esta humillación constante a la que se somete a la mitad de la humanidad están en el machismo de la Iglesia.

Se empieza considerando a la mujer la causante de todos los males que padecemos desde el cuento de Eva,  la manzana y la serpiente, que la dibuja como la culpable del pecado original, del que todos debemos arrepentirnos sin saber muy bien de qué. El hombre no es responsable a pesar de que Eva fue creada de una costilla de Adán y sometida a él.

La sociedad patriarcal, origen de todos los machismos pasados y futuros, ha sido siempre defendida y organizada por los curas, ejército opresor de los grandes padres de la Iglesia, que odiaban a la mujer y la describieron con toda suerte de horrendas palabras. Las mujeres debían sentirse inferiores y así el macho podría dominarlas, debían sentirse culpables y así serían dóciles ante el maltrato y la vejación.

La Biblia nunca fue muy tierna con las mujeres, pero con el paso al Nuevo Testamento se abren las compuertas del infierno para estos seres, que no debían ser tan inferiores como la Iglesia pregonaba si tanto los temía. Tendrían miedo de que una legión de esclavas pudiera rebelarse ¿quién se encargaría de que su mundo funcionara a plena comodidad, sometimiento y placer del hombre a cambio de nada?

San Pablo, el creador de una religión que aún atormenta a la humanidad, escribía: “Sométanse a sus propios esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la Iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo”. Someterse y callarse, como el santo apóstol aconseja también a los corintios: “Guarden las mujeres silencio en la Iglesia, pues no les está permitido hablar. Que estén sumisas, como lo establece la ley. Si quieren saber algo, que se lo pregunten en casa a sus esposos, porque no está bien visto que una mujer hable en la Iglesia”.

San Agustín al que atormentaba su morbosa sexualidad y que culpó a la mujer de ser la fuente de su lujuria, para no culparse a si mismo por sus bajos instintos,  escribía en sus confesiones” “Nada  me estimulaba a  salir del abismo de los deleites carnales como el miedo de la muerte y de tu juicio futuro…este miedo jamás se alejó de mi corazón”. Desde san Agustín, la Iglesia transmitió a la sociedad una idea del sexo como algo perverso, por cuanto es el medio por el que se transmite el pecado original y por cuanto aleja al varón de su búsqueda de Dios y de la salvación de su alma. La única actividad sexual lícita para san Agustín y para la Iglesia, aún hoy,  era la que se realizaba, no en persecución del placer, sino sólo en miras a la procreación.  Fuera de este caso prevalecía la opinión expresada por Santo Tomás en su Summa, según la cual el coito es malo porque puede convertir al hombre en “semejante a un animal”. Si el coito es malo era evidente el peligro de la mujer, algunos santos padres, como Bernardo de Claraval, las definieron como “sacos de basura”

Durante toda la Edad Media, época de tinieblas, se impidió a la mujer que estudiara. La enseñanza se hacia en latín y estaba en manos de la Iglesia, a la mujer no se le enseñaba esta lengua de dios y así era privada de la cultura. Se les acusaba de ser animalitos de cabello largo e ideas cortas, en sus cabecitas más o menos adorables no cabía gran cosa y la Iglesia, dueña y señora, marcaba que es lo que la mujer debía saber. El cerrojo en la puerta del conocimiento significó el retraso secular de la mujer y su ignorancia impuesta la despojó de todo derecho, condenándola al ostracismo del ámbito doméstico. Hasta casi finalizado el siglo XX en el estado español, después de 40 años de nacional-catolicismo, perduró la idea de que si algún hijo estaba destinado a hacer carrera ese debía ser el varón, en otros países esa idea sigue en pie empujando a la mujer al matrimonio y al rol que le conviene a la Iglesia para seguir sometíéndola.

La represión de la mujer tomó un carácter espantoso con la quema de brujas, una carnicería: tortura y hoguera para más de 100.000 mujeres en toda Europa. La Inquisición había logrado extirpar en el siglo XIV la herejía cátara. Los judíos y los herejes habían sido vencidos y en buena medida exterminados. La Iglesia y la enorme maquinaria que la Inquisición había creado necesitaba un nuevo enemigo, que justificara una nueva cruzada. El demonio se había encarnado en los herejes y debía encarnarse de nuevo, para justificar el terror que seguiría atrayendo a los fieles hacia el único refugio seguro, la Iglesia. Pero, ¿en quién podría encarnarse ahora Satanás? en las mujeres con ansias de conocimiento y libertad, aliadas naturales del maligno, perversas seductoras del varón creado a imagen y semejanza de dios. Así la iglesia extendió el temor a la bruja en una sociedad crédula e ignorante a la que tenía dominada.

Los inquisidores dominicos son los responsables de la caza de brujas. El “Malleus maleficarum”, el martillo de las brujas, aparece en 1486 en Estrasburgo, su autor el inquisidor alsaciano Kramer, el patrocinador del libro, el papa Inocencio VIII. El mensaje se extiende por Europa y comienza una persecución de dos siglos. El propio Kramer se jacta de haber quemado a 200 brujas.

En París, entre 1565 y 1640 se enjuicia a 1.119 brujas, muchas de las cuales serán condenadas a muerte. En Genf en mayo 1571 se queman 21 brujas en un solo proceso. En Lorena, el juez Nicolás Remy se jacta de haber enviado a la hoguera de dos a tres mil brujas entre 1576 y 1606. En Oppenau, en 1631-1632, un solo proceso lleva a la hoguera al 8% de la población. Los principados católicos de Alemania se distinguieron especialmente: Maguncia aportó a la cruzada 650 víctimas entre 1601 y 1604 y 768 entre 1626 y 1629; Eichstatt 1.000 víctimas entre 1612 y 1636; Colonia 2.000 víctimas entre 1612 y 1637; Bamberg 900 víctimas entre 1623 y 1631.

Las brujas estaban al alcance de los asesinos en nombre de dios, eran muchas veces mujeres mayores, solas, con verrugas (signo diabólico), mujeres que conocían como curar enfermedades con hierbas y remedios antiguos (prácticas paganas y diabólicas para la Iglesia, un buen cristiano se curaba con reliquias y estampitas). La crueldad y el sadismo de los hombres de dios no tuvo límite, el cuerpo de la mujer, fuente de todas sus frustraciones, estuvo a su disposición para ser despedazado, dejando sólo un aliento de vida para que acabara su tormento en la hoguera.

La quema de brujas cesó, pero la Iglesia siguió considerando brujas, prostitutas, rojas y rebeldes a todas aquellas que no quisieron someterse a sus órdenes. El cuerpo de la mujer continua estando a la disposición de estos santos hombres, ellos deciden sobre su sexualidad, su procreación, sobre su sometimiento a los hombres y sobre su papel en la sociedad. Ejercen este poder sobre las mujeres que les pertenecen y presionan a los gobiernos para que sigan sus dictados.

Durante mucho tiempo la vida de la mujer no significó nada para la Iglesia, era una máquina reproductora para traer hijos de la Iglesia al mundo. En el momento del parto si se tenía que escoger entre el hijo o la madre era el hijo quien debía vivir. Muchas mujeres fueron sacrificadas. También era corriente que aún a sabiendas de que el embarazo podía traer la muerte de la mujer, el confesor encargara a esta que cumpliera religiosamente con sus obligaciones maritales aunque eso acabara costándole la vida, cosa que tampoco le importaba al marido.

Del aborto ni hablar, la mujer debe parir y con dolor, palabra de dios. En ningún caso se puede deshacer un embarazo no deseado, aunque sea fruto de una violación, aunque ponga en peligro la vida de la madre, aunque se trate de una niña de 9 años violada por su padrastro y en peligro de muerte por su embarazo, como decretó un arzobispo brasileño, que si moría no importaba pero que si abortaba seria excomulgada ella, su madre y quien la ayudara.

El uso del preservativo, la píldora o de cualquier otro método contraceptivo es inaceptable para la Iglesia, la única medida para evitar el embarazo no deseado en las mujeres solteras es la abstinencia. Las casadas deben traer al mundo cuantos hijos disponga dios. Si luego había que matarlos para tapar la vergüenza como demuestran los restos de niños hallados en los sótanos de algunos conventos,  o si hoy mueren de hambre o enfermedad, no importa, son más almas para el censo divino.

Todos los derechos que hoy tienen las mujeres en Europa, que deberían ser más, los ha ganado la mujer con sus luchas, ayudadas, a veces, por hombres conscientes de que no puede haber una sociedad democrática y justa si las mujeres siguen siendo consideradas como seres inferiores sin equiparación de derechos con el hombre. La Iglesia es un freno, un lastre y un palo en la rueda del camino hacia la plena igualdad de la mujer.

Digamos al Papa que está a punto de llegar que las  mujeres no están dispuestas a ser victimas y esclavas de una sociedad  patriarcal que ellos apoyan y organizan. Ratzinger dijo en su viaje reciente a Inglaterra que el mayor problema de la Iglesia no era la pederastia, pecata  minuta, sino el que pudiese haber mujeres sacerdotes, eso era intolerable.

Así, el que fue gran inquisidor, ahora Papa, es el que lleva el testigo de la opresión de la mujer, a la que no respeta, sólo hay que ver como trata la Iglesia a las mujeres que están dentro de su machista maquinaria.

El jueves 4 de noviembre a las 19 horas en la plaça Sant Jaume te esperamos en la concentración, que varias asociaciones y colectivos han organizado en Barcelona, contra la visita del Papa y por el estado laico.


2 comentarios:

  1. Exacto! La barbarie y el cristianismo arrasaron a todas las diosas... y así más de 20 siglos!!
    Hay que cerrar el círculo ya! Sabemos que la Iglesia y el sistema mundial dominado por la barbarie tiene los días contados, todas las religiones son monoteístas, o simplemente machistas, no encuentras ni una mujer, ni una sacerdotisa, ni mucho menos una Diosa...
    Enlazo esta web coincidente, "Diosas en el exilio", creo que debemos unirnos:

    http://evahuarte.com/


    (P.D. Leer tanto texto con letra en blanco pálido sobre fondo negro hace daño a la vista, dificulta la lectura, quizá estaría mejor al revés, como los libros, negro sobre blanco, u otro color. ¿Puede seer? Gracias!)

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  2. Siempre me pareció triste ver cuantas mujeres defienden y divulgan esta ideología, ya sea por que las educaron así y en realidad no han leído la biblia detenidamente pero la siguen por que así las entrenaron (lo cual es algo infeliz), o por que lo han leído y siendo consciente de lo que sus "textos sagrados" dicen aun así lo aceptan (lo que ya es patético), las mayores religiones del planeta son machistas hasta el punto de la misoginia; pero depende de las personal que es lo que debe seguir y defender.

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